Tras la aparición del Bomberman original en el año 1983 han sido muchos los juegos que han imitado sin éxito su adictiva mecánica. Uno de los títulos que ha conseguido plasmar a la perfección su estilo es conocido como Eggblaster.
Tanto el apartado gráfico como su sistema son prácticamente idénticos, obviando la gran diferencia de que el protagonista es un pato. Además, en lugar de bombas en los escenarios pone huevos explosivos capaces tanto de acabar con los enemigos como de destruir bloques de hormigón que te impiden el paso.
A lo largo de la partida aparecen numerosos power-ups, los cuales son de especial utilidad en el modo multijugador.
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